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Lo que el confinamiento unió…
A principios de julio, Marcos nos escribió un email. En él nos contaba que, tras dos años y medio con su novia, Sara, en febrero decidieron irse a vivir juntos. Encontrar un piso en Valencia, a buen precio y cercano a sus respectivos trabajos no fue tarea fácil. La búsqueda se prolongó más de lo previsto y no fue hasta la primera semana de marzo cuando por fin dieron con lo que buscaban. “El 6 de marzo firmamos el contrato y ese mismo fin de semana hicimos la mudanza”, nos contaba Marcos. A sus 30 años, era la primera vez que salía de su casa. También era una novedad para su novia, de 29.
Apenas habían desempaquetado las primeras cajas cuando el Gobierno decretó el Estado de Alarma y los confinó en esa casa que aún no habían podido convertir en su hogar. “Y así nos plantamos en una convivencia muy distinta a la esperada. Juntos las 24 horas del día, los siete días de la semana y durante varios meses… Y sin trabajo, porque estábamos en ERTE. Si nos llegan a avisar de esta situación, quizás nos hubiéramos planteado lo de irnos a vivir juntos”, asegura Marcos. Sin embargo, todo fue mejor de lo esperado. La creatividad de Sara llenó su encierro de planes inolvidables y la buena mano de Marcos en la cocina les hizo más llevadero estar lejos de los pucheros de sus madres.
“Muchos se quejan de lo largo que se les ha hecho. Debemos de ser muy raros, pues a nosotros nos pasó el tiempo volando”, recuerda Marcos. Y con esa sensación de haber pasado los mejores meses de su vida, tomó una decisión, pedirle matrimonio a Sara: “Sé que es pronto, pero también sé que no quiero pasar el resto de mis días con otra persona que no sea ella”.
Y así fue como Marcos nos pidió ayuda para hacer algo inolvidable. Durante días, fue recopilando las imágenes más importantes de estos últimos tres años. También tiró de memoria para contarnos los momentos más destacados de su historia, desde su primer encuentro en un pub de Valencia hasta su reciente adquisición de un sofá para su casa, pasando por su primera Navidad juntos, la cena de su segundo aniversario o la llegada de su primer sobrino, hijo de su hermana. Con todo ese material, elaboramos un periódico muy especial. Y es que en la contraportada estaba la esperada pregunta… ¿Quieres casarte conmigo?
Llegó el día, 29 de agosto. Marcos había convencido a Sara para ir a cenar a la playa. Con esto de la pandemia, aún no se fiaban de ir a un restaurante. Él, nombrado cocinero oficial de la relación, había preparado un suculento banquete. Y, tras degustar una exquisita tartaleta de frutos rojos, llegó el gran momento. Marcos sacó el ejemplar y vio con satisfacción cómo Sara, con emoción en los ojos, rememoraba su historia de amor. Esa emoción brotó en forma de incontrolables lágrimas al leer la última página. Miró a Marcos y allí estaba él con una pequeña caja en la mano.
“Fue inolvidable y, por supuesto, dijo que sí”, nos contó Marcos en un email posterior. La pareja esperará a ver cómo evoluciona la crisis sanitaria para organizar su boda con todas las garantías: “No nos importa casarnos en 2022, lo que no queremos es ir con mascarillas o tener que reducir la lista de invitados. Y, por supuesto, volveré a confiar en vosotros para preparar alguna sorpresa para el enlace”. ¡Mil gracias, Marcos!