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Las redes sociales, ¿una trampa?

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Zygmunt Bauman, sociólogo polaco de origen judío, ha dicho que las redes sociales son una trampa. La verdad, estoy un poco de acuerdo con este respetable señor de noventa años, conocido por su pesimismo, y eso que yo soy un optimista antropológico pero no “nivel Zapatero” sino un poquito menos. Bauman asegura en una entrevista en El País que “mucha gente las usa no para unir, no para ampliar sus horizontes, sino para encerrarse en sus zonas de confort, donde el único sonido que oyen es el eco de su voz y lo único que ven son los reflejos de su propia cara. Las redes son muy útiles, pero son una trampa”.

En la vida diaria huyo de los negativos y aguafiestas pero cuando leo y oigo a alguien que refuta con argumentos reconozco que de inmediato pongo la antena. Será porque a mí también me gusta ir contracorriente, como Bauman, con quien estoy de acuerdo en eso de que las redes sociales pueden alejar y aislar. No hay nada como la interacción entre los seres humanos, las cañas en la barra de un bar o un café caliente en una tarde de invierno sin la interferencia del teléfono móvil, ese aparato que se ha pegado a nosotros como una lapa y del que es muy difícil escapar.

Un pijo relamido podría decir eso tan gracioso de “yo soy muy de piel”, que bien definiría el estrecho contacto que me gusta mantener con la gente, aunque mi mujer a veces se desespera: hablo con todo el mundo, pregunto cuando me place y, qué narices, me encanta. En un viaje a Estados Unidos hace dos años hice el recorrido en coche entre San Francisco y San Diego -en plan osado surfista principiante que iba parando en increíbles playas- sin la ayuda de Google Maps y creo que fue la mejor decisión que tomé. Porque hablé con personas reales para preguntarles dónde estaba tal sitio, me devolvían una sonrisa y me concedían gratificantes momentos de amabilidad. Recuerdo a una simpática americana de origen coreano que me guió hasta la zona de Embarcadero y nos hicimos una foto bajo los rascacielos de esa mágica ciudad. Así soy yo.

En fin, no olvidéis compartir este post en vuestras redes sociales. Es broma, no lo hagáis. Salid a la calle y tomaros una cerveza en el bar de confianza con un amigo o una amiga. Hablad y reíros a pelo y sin emoticonos como este 🙂

 

 

 

 

Por: El Periódico de Tu Día | Publicado el 13 enero, 2016
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