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Elvira Lindo en Nueva York

nueva york nieve

Acabo de leer el último libro de Elvira Lindo, “Noches sin dormir”, que trata de sus vivencias en Nueva York, ciudad en la que residió durante once años, con esos inviernos que congelan el alma (ya tengo yo frío en Almería, pues no me quiero imaginar en Manhattan). Nueva York tiene una “grasia que no se pué aguantar” pero solo entre primavera y principios de otoño: a partir de ahí debe ser como la película “El día de mañana”, todos metidos en la biblioteca, pegados a la chimenea y esperando que amaine el temporal mientras no paran de echar libros al fuego.

Quienes hemos ido a la capital del mundo lo hemos hecho en épocas amables, claro. Porque ir cuando el frío se te mete en las entrañas no mola. De hecho, siempre que escogemos un destino turístico lo hacemos en función del clima en cada momento y cuando se va el turista cierran las persianas del lugar, como cuando en Verano azul se marchan Julia y los niños. Y Pancho se queda en el pueblo con cara de “me dejáis aquí solo pedazo de mamones”, con el fondo del cielo de Nerja presentando unos espesos nubarrones que avisan de la llegada del otoño y pronto del frío. Un drama.

El cine nos ha presentado siempre la cara alegre de Nueva York, que, como todo, tiene su lado amargo que no queremos ver. El turista necesita -qué necesita, ¡exige!- que la experiencia sea fantástica, ya que ha pagado un pico para ello. Y ese lado amargo puede ser el encontrarte solo en medio de la gran ciudad, tomándote un bloody mary en un bar y escuchando los acordes de jazz de un grupo de Harlem. Una experiencia que Elvira, sin embargo, llega a considerar gratificante. Porque la soledad en NY no es una señal de fracaso, como en España, sino un derecho -asegura la escritora-, que los propios neoyorquinos se regalan de vez en cuando, acaso para saborear el intenso aroma de un lugar único. Helado y devastador en invierno, pero único.

La fotografía de Elvira Lindo está realizada por Patricia Cámpora.

Por: El Periódico de Tu Día | Publicado el 20 enero, 2016
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