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Miquel Silvestre: “El mundo que vivimos hoy es más pacífico que nunca”

Miquel Silvestre ha pisado más cien países a bordo de su moto y asegura que el planeta es más habitable de lo que pensamos. La serie de TVE “Diario de un nómada” le ha dado popularidad, pero él vive ajeno a ello. Lo suyo es escribir y contar aquello que ha vivido, describiendo los cientos de pueblos, paisajes y culturas entremezclados en un libro –del mismo nombre que el programa- que acerca Sudamérica al lector. Con él cruzamos el charco, pero también viajamos al siglo XVI, cuando los exploradores españoles anhelaban la gloria realizando gestas que hoy no podríamos ni siquiera imaginar. Miquel nos cuenta algunas de esas increíbles hazañas en esta entrevista.

 -“Diario de un nómada”, un libro para perderse en América. ¿Has encontrado tu “País de la Canela”?

El País de la Canela es un mito, como El Dorado o las Siete ciudades de oro de Cíbola y Quivira, fantasías que espolearon a los hombres a adentrarse en selvas y desiertos buscando una riqueza legendaria que nunca encontraron. No existen más que en la imaginación desbocada de los aventureros, los exploradores, los soñadores… jamás encontraré mi País de la Canela, pero no por eso dejaré de buscarlo, porque es la búsqueda insensata de los espejismos lo que da sentido a la vida de un escritor.

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-En él tratas la historia de los exploradores españoles, como Pedro de Valdivia o Diego de Almagro, pasando por Cabeza de Vaca o Núñez de Balboa. Hombres valientes que buscaron más gloria y fama que riqueza, en la mayoría de los casos. Hay momentos en los que se te ve identificado con ellos incluso espiritualmente. Como cuando vas a Cajamarca y le pides perdón a Atahualpa…

Ya me gustaría a mí identificarme con ellos. Yo soy un pringado a su lado, una boñiga de vaca. La pasta de la que estaban hechos era tan extraordinaria, su dureza física, su fortaleza, su determinación son tan impensables hoy en día que no sé cómo tenemos la osadía de atrevernos a juzgarles cuando no sabemos bien lo que hicieron. Cabeza de Vaca pasó 8 años entre los indios de Norteamérica, desnudo y sin armas, viviendo en un desierto terrible, “mudando de piel como las serpientes” cuando llegaba el verano y el sol lo cocía vivo. Y sobrevivió. Almagro ascendió a los Andes en invierno calzado con alpargatas y vestido con jubones raídos. Valdivia atravesó el Desierto de Atacama, el más árido del planeta ¿Se explican esos esfuerzos desmesurados solo porque buscaban oro? No, había un motor más potente: el ansia de gloria, de escribir sus nombres en los libros de Historia. Eso es lo que sucede en el siglo XVI, los que fueron a América eran perfectamente conscientes de que estaban escribiendo la Historia al penetrar en un mundo completamente desconocido.

 ¿Con qué explorador te identificarías más? ¿A quién te hubiera gustado conocer?

A Vasco Núñez de Balboa, descubridor del Pacífico. Era un tipo simpático, carismático, con don de gentes. Buscaba pasar a la historia y supo entenderse con los indígenas. Por supuesto, tuvo su merecido y fue ejecutado por los españoles después de urdir una conspiración contra él.

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“Es un fenómeno formidable que diez mil españoles dominaran dos millones de kilómetros cuadrados en cuarenta años”

Decía Miguel de la Quadra Salcedo que “un español no sabe lo que es España hasta que no viaja a América”. ¿Es cierto?

Bastante cierto. Cuando uno está allí, ve lo gigantesco que es todo, habla en español, contempla las catedrales, los cascos históricos y comprende por fin el formidable fenómeno que supuso que apenas 10.000 tipos mal pertrechados dominaran en 40 años más de 2 millones de kilómetros cuadrados y que luego toda América se colonizara, poblara, edificara y burocratizara partiendo de cero, uno se queda estupefacto ante semejantes hechos.

Has recorrido más de cien países y sigues pensando que la Tierra es más habitable de lo que piensa mucha gente. Que las personas, si no están contra la pared, son solidarias. Y que los medios de comunicación magnifican lo negativo.

Así es. Somos unos 7.000 millones y crecemos a un ritmo de 1000 millones cada 10 años aproximadamente. Si el planeta no fuera un lugar habitable, ¿Podría producirse ese incremento? Yo he viajado por 100 países y no he visto de cerca el crimen ni la guerra, sino la normalidad de gentes que trabajan, aman y ríen. Sin embargo, pensamos que el mundo es una olla a presión de guerras y crímenes. Pero no es cierto. Hace apenas sesenta años Europa sí vivió una auténtica guerra mundial que acabó con la vida de cien millones. Hoy no estamos en una guerra mundial. El mundo en que vivimos hoy es más pacífico que nunca. Hace unos días leí un artículo del escritor Xabier Bru que afirmaba que todas las muertes que causa la violencia al año en el mundo no superan a las causadas por suicidio. El ejemplo de lo que digo lo representa la amenaza yihadista del Estado Islámico. Sus métodos son brutales, pero se diferencian poco de lo que hacen otras mafias criminales para imponer el terror entre sus enemigos. Pero una sola de sus ejecuciones, filmada en vídeo se convierte en un arma de destrucción masiva porque se repite miles de millones de veces. Es como si mataran a miles de millones de personas y eso lo consiguen los medios de comunicación.

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El libro está unido a la serie, a la experiencia junto a Antonio y Heber. Afirmas que ha sido fantástico pero que la aventura en solitario te da otras vivencias que saboreas más. ¿Tal vez sea la libertad absoluta, el encontrarte solo en un sitio a miles de kilómetros de casa y tener una sensación de “este momento no me lo puede arrebatar nadie”?

El que viaja en soledad viaja hacia fuera, en total encuentro con los habitantes de los países que recorre, cuando se viaja acompañado se viaja hacia dentro, hacia el grupo. Creo que se aprende menos viajando en grupo, menos de ti y menos del mundo que recorres. Pero en mi caso, ya había viajado mucho solo y éste era un proyecto para televisión en el que era imprescindible el trabajo en equipo, por eso en este libro creo que es muy interesante el viaje hacia dentro, el relato de las relaciones internas con el cámara y el conductor, son muy ilustrativas de la psicología de confinamiento, pues al fin y al cabo éramos como tres náufragos a la deriva navegando en el inmenso océano de América Latina.

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“Vivimos una fiesta con la tarjeta de crédito en números rojos y nadie quiere pagar la cuenta”

En alguna ocasión has dicho que lo normal en este planeta es casi sobrevivir. Que lo anormal es lo que tenemos en Occidente, en donde apretamos un botón y se enciende la luz o abrimos un grifo y sale agua. Dejas caer que nos hemos acostumbrado a la anormalidad, pero que esta se puede acabar…

Evidentemente. Nos hemos acostumbrado a milagros como abrir el grifo y que salga agua potable, o apretar un interruptor y que se haga la luz, o sacar una bolsa con basura a la calle y que al día siguiente la bolsa no esté. Todo eso es milagroso y porque no es lo normal, se puede acabar un día. Los ayuntamientos españoles están endeudados hasta límites surrealistas, un día dejarán de pagar las facturas y todos sabemos qué sucede cuando dejas de pagar las facturas. Te cortan la luz, el agua… En mi opinión estamos viviendo una fiesta con la tarjeta de crédito en números rojos y nadie quiere pagar la cuenta.

Eres muy crítico con los que han manejado el mundo antes y ahora. Por ejemplo, cuando los reyes y gobernantes enviaban a morir a miles de soldados a guerras ridículas. O como en aquel episodio del Puerto del Hambre, en donde trescientos españoles mueren olvidados. Eran muertes absurdas y lo denuncias en el libro más de una vez.

Efectivamente. La historia que importa es la de los hombres pequeños a los que la gran Historia no hace caso, la carne de cañón que se enviaba a morir por sueños de hegemonía política o religiosa. Esos son los héroes olvidados que más me interesan.

Por otro lado, destacas la labor de los jesuitas españoles a favor de los Derechos Humanos, como en Iguazú. Fueron los primeros en tratar los derechos fundamentales de las personas…

Así es, la primera vez que se teoriza en la Historia universal sobre que el indio es un ser humano, libre, capaz y con derechos es con las Leyes de Indias que promulga Carlos V en cuanto llegan noticias de que en América hay gentes que habitan aquello y que los primeros conquistadores están abusando de ellos. La otra potencia en América, Portugal, no realiza ese debate y por eso los indios no eran considerados seres humanos y se podía tratarlos como a esclavos. Son dos modos distintos de ver la propia esencia de la naturaleza humana. Por eso se produjo la guerra entre los bandeirantes portugueses de Brasil y los jesuitas españoles que retrató la película La Misión, y de la que hablo en el libro.

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“He intentado sensibilizar a los futbolistas acerca de la acumulación de los residuos en el mundo, pero a nadie le interesa”

Otra de tus grandes denuncias es la basura. Pides la colaboración de los futbolistas españoles, famosos en todo el planeta. ¿Te has planteado hablar con ellos?

Claro. Bastaría que antes de los partidos hicieran un gesto a favor del medioambiente y el riesgo que suponen las basuras incontroladas para que eso se transmitiera inmediatamente a miles de millones de personas que los ven como ídolos. Lo he contado en una contraportada de El País, en una entrevista en El Larguero y en varias entrevistas de TVE. Lo intenté a través de la fundación del Atlético de Madrid y a través de la Fundación Casillas. No le interesó a nadie. Tampoco a los medios de comunicación. Es una causa perdida por ahora, pero que se hará inevitable cuando la producción de residuos urbanos se duplique en 10 años como prevé el Fondo Monetario Internacional.

Son numerosos los paisajes espectaculares que te has ido encontrando, como el Salar de Uyuni, Perito Moreno, Iguazú o Machu Picchu. ¿Cuál te ha dejado más huella?

Sin duda, Iguazú. Es asombroso que el planeta cree lugares como ese.

Te has convertido en un escritor de viajes. ¿Tenías algún referente literario en este sentido?

Claro, Josep Pla. El genio de la literatura de viajes español.

En tu horizonte se presenta otro proyecto vital muy importante: crear una familia. Y no descartas volver al Registro de la Propiedad. Se van cerrando ciclos para abrir otros, pero la literatura seguirá acompañándote. Quizá ya tengas material más que suficiente para volver a la ficción literaria…

Por ahora tengo varios libros de viajes pendientes porque he llevado al día todos mis diarios, me queda por ejemplo el libro de mi vuelta al mundo, que será el último de viajes que escriba porque esa aventura fue espectacular y creo que valdrá la pena acompañarme durante aquel año y medio de peregrinar por este maravilloso planeta.

Por: El Periódico de Tu Día | Publicado el 11 mayo, 2015
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